Escribiré sobre una historia que leí hace muchísimo tiempo. Es una historia que le conté a una persona muy especial en una noche mirando las estrellas y reconociendo constelaciones.
El protagonista de esta historia se llama Natsu. Natsu es un viajero, él quería conocer diferentes lugares y su gente. En uno de sus viajes llegó a un pueblo particular que le cambio la forma de ver la vida para siempre.
Y es que al entrar al pueblo lo primero con lo que se topó fue con un cementerio. Llamado por la curiosidad este observa las lápidas y se lleva con una gran sorpresa. Debajo del nombre de las personas se encontraban supuestamente el tiempo de vida de cada persona, encontró que el promedio estaba entre tres y cuatro años. Natsu se horroriso pues comprendio que se trataba de un cementerio de niños, era un cementerio muy grande, por un instante pensó que se trataba de un genocidio y que las personas de ese pueblo tenían un problema...un gran problema. Cuando Natsu decidió dirigirse al pueblo y encontrar una explicación; esté se encontró con el guardián del cementerio, el guardián al notar que Natsu se encontraba entre lágrimas no dudo en calmarlo primero y luego preguntar qué lo afligia tanto. Natsu le expuso su fatal descubrimiento, el guardián sin tratar de parecer grosero sonrió levemente y le explicó lo siguiente:
Muchacho no te aflijas, veo que en tu ignorancia has creido algo erróneo, pero puedo ver tu buen corazón. Te contaré que en este pueblo tenemos una tradición desde hace muchos años. Se trata de cuando un bebé nace, el primer obsequio es de parte de sus padres. El obsequio es una libreta, que llegado su momento deberá ser usado. Los padres explican a sus hijos cuando estos son mayores que en la libreta deben apuntar los momentos que sean felices y cuanto tiempo duro esa felicidad. Es una tradición que todos sin excepción lo hacen, cuando alguien muere, toman su libreta y suman el tiempo anotado. Y verás que ese tiempo en realidad es el tiempo que vives, es el tiempo que en realidad valió la pena.
Natsu en los días posteriores aprendió la singular manera de pensar de los aldeanos. Pero esa lección la acompañó por toda su vida, en sus viajes a cada pueblo el contaba está historia esperando que al menos una familia adopte está costumbre.
Está historia es muy especial y quería compartirla. La historia la modifique con algunas ideas propias, pero en escencia se transmite un solo mensaje. Espero que les haya agradado y puedan compartirlo.
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